Puente


EXPLOTACIONES MINERAS.   BURGOS 1850-1950

REOYO, J.L.

            Pero al que podemos considerar como primer estudio directo y explícito de la cuenca carbonífera de Burgos es al de D. José Grande en su referencia: “Sobre el estado de la minería del distrito de la provincia de Burgos en agosto de 1846”. En su trabajo se mencionan explícitamente la mina “Esmeralda” de San Adrián de Juarros y se habla de otras menos importantes en las inmediaciones de Brieba.  No delimita la extensión de la cuenca, ni enjuicia el valor de los yacimientos; denuncia, sin embargo, lo defectuosamente que se realiza la explotación y augura nuevos descubrimientos en la “formación carbonífera de Juarros a Pineda”. Un dato interesante es que ya empieza a preocupar la competencia con los carbones de Orbó, y se señala que los carbones de San Adrián son más baratos y que puestos en Burgos resultan a 40 maravedís la arroba (o sea, 26 pesetas la tm.), pero que la fábrica de beneficio de minerales de cobre de Barbadillo de Herreros, prefería el Cok de Orbó, y que las fábricas de Cerezo de Río Tirón consumían leña exclusivamente.

            En la Memoria sobre el estado de la minería en el distrito de Burgos, escrita por el ingeniero de minas D. Juan Manuel de Aránzazu a raíz de su visita de inspección en 1862, nos encontramos en primer lugar, que Burgos es cabeza de distrito, en el que además están integradas las provincias de Logroño, Soria, Santander y Palencia.

            La actividad minera era entonces en la provincia de Burgos intensísima.

            En la descripción se nos dice que entre la arenisca antigua del terreno carbonífero en los valles comprendidos por los pueblos de San Adrián, Santa Cruz y Brieba, asoma la primera capa de hulla, y que en San Adrián están las minas “Confitera” y “Esmeralda”; que en ésta hay tres capas de carbón en explotación y que en un pozo explorador de 75 varas de profundidad se ve como la arenisca se va ennegreciendo, lo que hace presumir la cuarta capa, porque, además “han aparecido impresiones de helechos”.  Añade que la primera capa fue explotada en rapiña, y que 40 hombres trabajan en la mina de la que se llevan extraídos 22.000 quintales de hulla en aquel año.

            En contigua mina, la “Confitera”, se ha hecho una explotación en rapiña y en los 8 primeros meses, 30 obreros extrajeron 12.000 quintales.

            Las hullas son de color negro-parduzco, muy deleznables, arden con llama corta y clara, pero sin dar humo.  Están sin embargo, muy cargadas de pirita.

            Cita además las minas denominadas “Juarreña”, “Madrileña” y “Esperanza” en el mismo término de San Adrián.

            En los términos de Brieba, cita las minas: “Restaurada”, “Famosa”, “Esperanza” y “Milagrosa”; en Villasur de Herreros: “Abundante”, “Suerte” y “Santa Isabel”; en Urrez: “San Ramón”, “Santa Rita”, “San Guillermo”, “San Lázaro” y “San Antonio”, en Pineda: “San Rafael”, “Suerte”, “Caridad”, “Fe”, “Porvenir”, “Buenaventura”, “Negra” (con hulla grasa”; en Pradoluengo, la mina “Esmeralda”; en Santa Cruz del Valle, “La Florida”; en Valmala, “San Deogracias” y “Soledad”. Finaliza su descripción con el dato interesante de que todo el carbón de las minas de San Adrián y Brieba se consume en Burgos, empleándose en dos fábricas de papel, una de hilados, en los hornos de alfar y calderas, y hasta las lavanderas lo emplean para calentar las coladas, por lo que se ve que en esta población se ha generalizado el uso.

            Pero pocos años después encontramos los primeros y evidentes signos de una rápida crisis de decadencia. El arranque a rapiña hacía que, debido a las frecuentes fallas geotectónicas, tuvieran que abandonarse minas que unos días antes tenían una próspera explotación; así, por ejemplo, la mina “Confitera”, arriba citada, fue abandonada en 1864.

            Fueron, pues, frecuentes las oscilaciones en la explotación minera de los carbones burgaleses. Los años 65-70 fueron años de crisis; en 1871 nos encontramos con impresiones más optimistas. La producción de San Adrián, que en 1865 fue de 3.946 quintales métricos, con un precio a bocamina de 9 reales, pasó a 5.320, debido a nuevas labores que “aseguran un campo de explotación bastante extenso y capaz de una producción notable durante bastante tiempo”. Incluso nos encontramos con el dato curioso de la “Juarreña” –la más celebrada de las minas burgalesas- que fue en la primera mina de España en que se usó la dinamita, y en la que 50 operarios lograron arrancar 3.000 quintales métricos. En la “Salvadora”, sólo 5 mineros arrancaron 1.000 quintales.

            Regiones había en que fueron registradas una mina por Ha., pero siempre el laboreo se hacía “a rapiña”.

            En 1872 nos encontramos con otra noticia alentadora. Se ha terminado la carretera que , por Sarracín, una la capital con Salas de los Infantes. Sigue el aumento de la “Juarreña”, cuya producción alcanzó la cifra de 5.000 quintales; la “Salvadora” mantiene la suya, y una nueva mina, la “Habilitada”, alcanzó la producción de 850 quintales.

            La empresa de la “Juarreña” empieza el estudio de un tranvía desde el molino de San Vicente, próximo a bocamina, hasta San Millán de Juarros e incluso hasta la capital por la orilla del Arlanzón.

            En 1873, D. Mariano Zuaznavar publicó un interesantísimo estudio titulado “Datos Geológicos-Mineros de la provincia de Burgos” (Itinerario de Burgos a Villasur de Herreros). En Villasur, nos dice, empieza la arenisca carbonífera, cuya formación aparece en cuanto se cruza el Arlanzón con un tramo de areniscas de confusa estratificación, que constituyen un monte por cuya falda va el camino. En la orilla izquierda del río Arlanzón y a unos 800 metros del pueblo de Villasur se encuentra la mina de carbón nombrada “La Mejor”, de superficie 108 Has., y única de la localidad. Se presenta en los ligeros trabajos efectuados una capa de hulla de un metro de espesor y seguida en su dirección en más de treinta metros...

            Son muy dudosos los datos sobre el descubrimiento de la cuenca burgalesa que se atribuye a un tal Ramón Andrés, vecino de San Adrián, que dio principio en el sitio conocido por los “Camarillos” en 1844. No podemos aceptar esta primacía, cuando ya hemos visto cómo en 1841, eran conocidas minas en Pineda. Después, añade, se trabajó en un punto denominado Trampal y, luego, en la mina “Adriana”, en la que se hicieron laboreos por espacio de 23 años, calculándose en 680.000 quintales métricos castellanos los arrancados. De las minas “Confitera” y “Esperanza”, en doce años, se calcula que se arrancaron 300.000 quintales.

            En el estudio de D. Juan Manuel de Aránzazu de 1877, encontramos una descripción de los terrenos y períodos geológicos.  Se asignan al período Siluriano las sierras de Pineda y de Fresneda; entre San Adrián y Brieba el Siluriano queda cubierto por el carbonífero, del que asegura su interés en Burgos, y señala su área: San Adrián, Brieba, Arlanzón, Uzquiza y Pradoluengo y siempre por el pie del cerro de la Fresneda al puerto de Pineda, Palazuelos de la Sierra y Santa Cruz de Juarros.

            En un nuevo estudio de D. Mariano Zuaznavar, de 1875, alude este a uno de los problemas básicos que se presenta en la explotación de los carbones de esta zona: “hay una carretera hasta San Millán por la que pueden transitar carros en todo tiempo, no así desde San Millán a las minas de San Adrián y Brieba, pero hay estudiado el trazado de un tranvía hasta el molino de San Vicente y hasta Brieba, siguiendo la orilla del río de este nombre. Pudiera ser sustituido por una carretera cuyo coste no excederá de los 5.000 duros. En estas circunstancias podrían tenerse en Burgos los carbones con un sobreprecio al de la bocamina de 22 reales tonelada métrica, o sea, un real quintal castellano, y ¿cuáles son las minas que podrían competir con las que nos ocupan?, si calculamos los gastos de explotación, sería de 2,68 reales el Qm., de hulla, o sea, de 58,98 rs., Tm., y por tanto puesto en Burgos a 80,90 dejando como utilidad líquida por Tm., 29,04 rs., en la suposición de que se haga la venta al precio de 110 rs., precio aceptable, pues al establecer los datos al resolver esta cuestión hemos obrado con prudencia para que quede demostrada la conveniencia y utilidad indispensable de la explotación de la cuenca de Juarros, cuyas ventajas se pueden justificar también comparando los datos de las principales cuencas españolas”.

            Vuelve a repetirnos (Zuaznavar) que aún no se han encontrado fósiles animales, aunque nos ofrezca la novedad paleontológica de un soberbio tronco de Calamites encontrado en la galería Vascongada de la mina “Juarreña”, junto a abundantes impresiones vegetales características de la flora hullera. Es asimismo muy meritoria la señalización del terreno siluriano entre San Adrián y Brieba.  También el acepta el que el descubrimiento de la zona se deba a un tal Ramón Andrés, vecino de San Adrián.

            Por considerarla de sumo interés vamos a reproducir íntegra la referencia sobre la calidad de los carbones: “el carbón en general no es cokizable, sin embargo, en término de Urrez lo es. El de San Adrián, en San Lorenzo es duro y a propósito para sufrir grandes transportes. Es blando el de Villasur y el de Brieba. El de Villasur es puro y exento de las piritas que contiene el de San Adrián. El poder calorífico es variable. Villasur es de más calorías y luego San Adrián”.

            En 1876 sólo trabajan tres minas: “Juarreña”, en San Adrián, “Salvadora” de Brieba y “Cúspide” en Alarcia. En 1883 sabemos que “Salvadora” de Brieba produjo 56 Tm., y “Esperanza” de Alarcia arrancó asimismo otras 56 Tm.

            En los últimos años del siglo XIX M. Lazarret realiza diversos trabajos relativos a la geología de la provincia de Burgos. Deslinda tres regiones hulleras con los nombres de oriental, central y occidental.

            Cuenca Oriental: Está constituida por las dos manchas de Valmala y Alarcia. Las rocas que la constituyen son pizarras, areniscas y pudingas.

            Cuenca Central: Aquí es donde el carbonífero tiene mayor extensión, observándose sus depósitos en los alrededores de Pineda al E. De Matalindo y entre Pineda y Villasur de Herreros. La formación está limitada al este por el macizo siluriano de La Demanda; al sur por la faja siluriana de Cabañas, al oeste y al norte por el trías. La línea límite pasa al oeste de Uzquiza y de Villorobe, al norte y al este y sur de Pineda, después pasa por el borde septentrional de la faja siluriana de Cabañas hasta dos o tres kilómetros el sureste de Matalindo y pasa, en dirección sur-suroeste, dos kilómetros al este de Urrez y a unos 500 m. al este de Villasur de Herreros. El carbonífero de Pineda lo forman areniscas rojizas y grises, pizarras negruzcas con impresiones vegetales y pudingas formadas a veces por grandes cantos rodados. Las capas parecen corresponder a una región hundida, separada del siluriano por dos fallas.
            Aparece el carbonífero a unos dos kilómetros al este-sureste de Matalindo, y yendo hacia Villasur de Herreros atravesamos la cuenca estefaniense de Pineda en su mayor anchura, que es de diez kilómetros. Las minas principales están cerca del camino de Urrez a Pineda de cinco a siete kilómetros al norte de este último pueblo.

            Cuenca Occidental: Comprende las dos manchas de Brieba y de San Adrián.
            El Sr. Patac nos da las impresiones personales de sus expediciones realizadas en compañía de D. Pablo Pradera, experto conocedor de la cuenca, antiguo contratista de obras, importante minero de la región.
Llega a la más célebre de las minas de carbón: “a dos kilómetros del valle de Brieba, en el lugar de las Cerradas, paraje de Valhondo, se encuentra la “Juarreña” en la que se hicieron las exploraciones citadas por Zuaznavar y Sampayo. En la mina de San Adrián, con dos pozos de 47 metros de profundidad, señala 4 capas. La cuarta es la mejor”.
Nos ofrece datos muy interesantes sobre el transporte: “el arrastre del carbón desde las minas hasta Arlanzón se hace en carros ligeros del país por un camino vecinal no muy bueno; la distancia es de cinco kilómetros y medio y el precio del arrastre es de seis pesetas Tm. Desde Arlanzón a Burgos, 20 kms., se hace con carros de mayor capacidad por buena carretera y el precio es de siete pts., Tm., desde San Adrián a Burgos. El precio total de coste del carbón en Burgos es de 35 pts., Tm”.
Sigue el itinerario desde la mina de San Adrián hasta Brieba de Juarros. Descubre en los alrededores de este pueblo bastantes escombreras de los antiguos trabajos, que ninguno de ellos, dice, tuvo verdadera importancia. No hay ninguna explotación, continúa, verdaderamente formal en este paraje, y únicamente hemos visto una pequeña labor en la concesión “Salvadora” sobre el primer carbonero que tiene unos 15 cm., de espesor. Del análisis de un trozo de carbón de este carbonero se desprende que se trata de una verdadera antracita y deduce que el pueblo de Brieba se encuentra en el carbonífero y no en el jurásico como lo coloca el Sr. Lazarret.

De nuevo en agosto y septiembre de 1918 este infatigable Ingeniero de Minas (el Sr. Patac) volvió a insistir en sus puntos de apreciación sobre la importancia de las minas de Burgos. Vuelve a dividir la cuenca en tres manchas: oriental, central y occidental y enumera las siguientes minas en explotación: en la región oriental y en los pueblos de San Adrián de Juarros y Brieba, las denominadas “San Adrián”, “Juarreña”, “Rosario” y “Pantina”...
Dice que se han reconocido a veces hasta cinco capas de carbón, que unas veces es hulla magra antracitosa y otras verdadera antracita, y aún carbones semigrasos, con 22% y aún más de materias volátiles, propios para vapor y cok.
Vuelve a insistir en la importancia industrial al considerar la mancha como asomos de una sola cuenca, y de nuevo recomienda, como único modo de comprobación, la ejecución de sondeos, lamentándose de que lo hecho hasta entonces “no es lo preciso para resolver problema de tan alta importancia”.

En 1920 encontramos una noticia interesante en el Boletín Oficial de Minas correspondiente al mes de marzo. Se trata del anuncio de haberse constituido  en Madrid una S.A. denominada “Ferrocarriles y Minas de Burgos”, que ha adquirido la línea férrea construida por la “The Sierra Company”. Este ferrocarril, de 40 kilómetros de recorrido, une las mimas de hierro de Monterrubio y de carbón de Pineda con Villafría. Se anuncia que la citada Compañía ampliará sus negocios a las instalaciones de distintos aprovechamientos y fábricas relacionadas con la minería.

Por una parte, el alto precio que adquirió el carbón en 1916 y por otra y muy principalmente como consecuencia de los estudios del Sr. Patac, hubo una reacción tanto privada como oficial activando la explotación de la cuenca hullera de Burgos. El Estado, ante la avalancha de peticiones de nuevas concesiones y demarcaciones, asesorado por los centros técnicos de la administración, consideró la conveniencia de reservarse la exploración y explotación de la zona. La reserva se hizo en un Real Decreto de 1920, prorrogado en 1923.

La euforia de los años veinte en las minas de carbón de Burgos fue enorme. El continuo aumento del precio del carbón era un constante aliciente para incrementar la producción en tales condiciones competitiva con la de las cuencas limítrofes. Así, de 6.225 Tm., en 1918, pasamos a 15.295 en 1919. Este incremento del 246% es un índice de aquellos que iban a ser los mejores momentos de la historia hullera de Burgos.

Por otra parte, al fin, el Instituto Geológico se dedicó a efectuar por su cuenta dos sondeos de exploración. Los ubicó en Urrez y Salgüero. El primero se emboquilló en diciembre de 1921. Atravesó 232 m. del Jurásico, cortando calizas hasta los 205 m. y margas grises entre los 205 y 232. Siguieron 171 m. del triásico (arcillas, margas con yeso y 80 m. de arenisca entre el 312 y 392; areniscas rojas (393-396); y pudingas (396-403). Corta el carbonífero a los 403 m. atravesando areniscas y pizarras y conglomerados habiendo encontrado dos pequeñas capas de carbón: la primera entre los ms. 421-429, y la segunda entre los 475-481 ms.
Se llega a los 508 m. atravesando cuarcitas silurianas y se abandona el sondeo en junio de 1922.

El sondeo de Salgüero alcanzó 521 m. cortando las rocas según el siguiente orden:

Hasta 50 m.                          arcillas y diluvial
Hasta 175 m.                       arcillas triásicas
Hasta 225 m.                       arcillas con cantos rodados
Hasta 325 m.                       calizas
Hasta 350 m.                       pizarras y yeso
Hasta 400 m.                       yeso y arcilla
Hasta 521 m.                       yeso y arcilla

Boca de la tubería de sondeo

[Imagen de la tubería del sondeo de Salgüero. 42º17'59.63"N 3º29'2.17O. Los más antiguos del lugar contaban que el sondeo atravesó una corriente de agua tan fuerte que rompió la broca y allí se acabó el sondeo. Si hacemos caso al autor de este libro que resumimos, esa historia podría referirse al sondeo de Urrez y no a este de Salgüero.]

El resultado de los dos sondeos fue, por tanto, negativo. Su efecto desalentador no se hizo esperar. Por otra parte, en 1921 se produjo una crisis en el mercado del carbón que afectó gravemente a la cuenca de Burgos.

En el informe estadístico que hace D. César Iglesias en 1922 se recoge el ambiente de desaliento por el fracaso de los sondeos efectuados y por las dificultades creadas por la competencia ya que los nuevos medios de transporte (los camiones han sustituido a los carros), no lograban abaratar los costes.  El único dato favorable es que el dinámico D. Pablo Pradera, aquel que había acompañado al señor Patac, ha instalado en su mina un tranvía aéreo de 1800 m. de longitud que, salvando el río Brieba, economiza la parte más costosa del arrastre. [Los del pueblo llamaban a este tranvía aéreo "Los Baldes", le dedicamos un pequeño aparte.]

En 1922 tenemos noticias por la “Estadística Minera”, de un sondeo practicado entre las mimas de “Benito”, “Carmina” y “Castilla”, llegando a los 504 m. sin salir del trías. Creemos que se trata de una referencia del sondeo de Urrez. Se nos dice que al llegar a esa profundidad se tropezó con una caverna de aguas saladas, perdiéndose la corona perforadora y produciéndose las averías subsiguientes que obligaron a abandonar dicho sondeo.

Aún estaba proyectado otro sondeo entre San Adrián y Cueva de Juarros, pero no llegó a realizarse por haberse suprimido la consignación presupuestaria.

En resumen, a la euforia transitoria siguieron unos años de crisis decadente en la minería de Burgos, de la que ya no se levantaría.

El día primero de enero de 1917 existían en nuestra provincia 181 minas. Casi todas estaban en trance de inactividad. Dicho número obedecía a la psicosis de denunciar y delimitar minas que jamás llegarían a explotarse.

La producción se incrementa en 1919 y este año significó el cenit de la fase ascendente en la curva de optimismo y producción hullera.

La curva empieza a descender en 1920, justamente cuando se inicia una intensa y casi nerviosa búsqueda de yacimientos petrolíferos. Este cambio de orientación minera se manifiesta inmediatamente en el rumbo de la inversión financiera, precipitándose así la crisis hullera.

Terminada la guerra civil  solamente figuran dos minas en producción: la de San Adrián extrajo 2.500 Tm, y la “Nueva Segunda” 2.106 Tm., en 1940. Estas cifras, con ligeras oscilaciones, se mantienen hasta 1945.

[Las minas se cerraron en 1970-71-72???]

En 1862 don Juan Manuel de Aránzazu, situando a Barbadillo de Herreros en el terreno siluriano dice: “que en él se han reconocido tres minas de hierro muy siliceo o más bien cuarcita ferruginosa dando lugar a los nombres “Serrana”, “Riojana” y “Española”, que una vez reconocidas fueron abandonadas por no ofrecer su explotación beneficio alguno”.

En Brieba de Juarros, dice que ha demarcado una mina de hierro oligisto nombrada “Montañesa” y que en Pineda de la Sierra se registró una mina de hierro sumamente silíceo nombrada “San Benigno”, que fue abandonada en el acto de la demarcación.

 

EXTRACTO DE LA ESTADÍSTICA MINERA DE ESPAÑA DEL AÑO 1910

Hulla:

Sesenta y una mina y dos demasías, con 2.126 hectáreas de mineral de hulla, existen otorgadas al finalizar el año de 1910. Todas ellas están paradas, a pesar de existir capas de hulla de buena calidad. La formación carbonífera está representada en esta provincia por los tramos superiores, faltando en absoluto la caliza. Su extensión es de unos 72 kilómetros cuadrados, y comprende tres manchas ó cuencas hulleras, que pueden denominarse: orienta], central y occidental. La oriental está situada en los términos de Valmala, Santa Cruz del Valle y Alarcia, midiendo, próximamente, unos 10 kilómetros de largo por 1 1 1 ? de ancho. La cuenca central es la más importante: se extiende por el término de Pineda de la Sierra hasta Villasur de Herreros. Y, por último, el grupo occidental, que es sumamente interesante, comprende el terreno entre Bríeba y San Adrián de Juarros. Se han reconocido cuatro capas de carbón: dos de hulla seca y las otras dos de hulla grasa. Sus espesores varían entre 0,25 metros hasta 1, y en los sitios en que la potencia pasa de un metro se encuentran intercalados en ellas varios lechos de pizarra. Estas cuatro capas fueron reconocidas hace más de sesenta años por varios pozos practicados en San Adrián de Juarros, habiendo sido objeto de diferentes explotaciones, hasta la fecha, interrumpidas frecuentemente por cambio de dominio y por dificultades de explotación, pues se encuentran en esta cuenca frecuentes manantiales que inundan de agua los trabajos. Desde hace diez años, ninguna explotación de importancia se ha hecho en estas cuencas hulleras, pudiendo solamente citarse como trabajos de explotación últimamente realizados en estos años los verificados en la mina Salvadora, de Brieba de Juarros, y los realizados en la mina Pablo, de Pineda de la Sierra.

NOTA: He encontrado que la Estadística Minera es una buena fuente de noticias sobre la evolución de la minería de España, en general, lo que comprende también a las minas de Brieva y San Adrián. Está digitalizada dicha estadística desde el año 1861. La estoy extractando y publicaré los resúmenes, pero me lleva tiempo.

 

 

 

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